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domingo, 31 de mayo de 2009

¿De dónde salen?

Gracias a la ministra del Interior Meche Cabanillas este lío narcopandillero de la banderola cobra importancia nacional. Y este hecho a muchos sí nos indigna. ¿De cuándo acá estas oscuras cúpulas de Universitario y Alianza ponen en jaque al país? ¿de dónde sale tanto delincuente que amenaza a la Policía Nacional exigiéndo su insignia?

Hace mucho que las barras de norte y sur distan mucho de ser quienes representan el sentimiento por los compadres. Cada una de estas barras tiene en sus entrañas facciones del hampa. Pero bueno, están allí. son parte del espectáculo y las dirigencias de Ate y Matute de alguna manera, ya sea por miedo o presión, les otorga estátus oficial regalándoles entradas. Hasta ahí todo normal. Pero que de un tiempo a esta parte quieran asumir un protagonismo que la prensa y dirigencia en conjunto les concede, es un poco mucho. Vale decir: agresión a policías, ajustón a jugadores, exigencia de "cupos" a la plantilla, saqueos previos y posteriores a los partidos. En cierto modo estamos acostumbrándonos a hechos que no deben ser moneda común.

Pero revisando este caso en particular, todo comenzó con una redada a la casa de un microcomercializador de drogas en el Rímac. Los efectivos encargados de la opración eran unos de estos que hacen que la línea entre el policías y ladrones sea tan fina que se hace imperceptible. Como éstos abundan, pero al final no representan a la policía. Decomisan las banderolas encontradas y camara en mano documentan el hecho. A las horas aparece la foto infelíz. Banderola de la Trinchera norte en Matute. Empiezan las agresiones por parte de los cremas a los policías exigiendo su bandera. Y todo termina con la devolución de la bandera anunciada por la ministra.

Hay muchas cosas que llaman la atención. El cabeza de barra de Universitario (o por lo menos el que guradaba el bombo y varios escudos) es sindicado como vendedor de drogas, los efectivos policiales (los del comando de "fronterizos") decomisando y vendiendo la banderola al mayor enemigo, la barra aliancista al parecer comprando su trofeo que (según sus propios códigos) se gana en la batalla. Programas de televisión haciendo conocidos a los barristas (trapo en cara y torso desnudo) y tomando partido de uno o de otro.

Pero el punto más irritante de todo este lío es el papel de la ministra. Y no es la primera vez, el Comando y Trinchera no son más que el resultado de una forma de protestar cogoteando al gobierno. Lo vemos en el bloqueos de carreteras, en la toma de comisarías. Más allá de los motivos, el gobierno atiende a palazos. El mensaje es claro. Más caos provocas, más rápido te resuelvo las cosas. Vergonzoso. Hay mucho miedo de poner órden.
Ojalá que regrese la paz a las barras nuevamente pero sino es así, a ponerse los pantalones. Que el fútbol siga teniendo espectáculo y no degenere en broncas inútiles.

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