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lunes, 29 de junio de 2009

Karate - Un repaso a la vida de Akío Tamashiro

La trayectoria de Akío está llena de títulos. No por nada fue elegido deportista del año por el Comité Olímpico Internacional en el 2006. Pero la carrera de un karateca en el Perú siempre es, por decir lo menos, clandestina. Lejos de vivir como un deportista de sus características, Akío se siente un deportista en ciernes y siente que aún hay títulos por lograr tal como lo declaró en diciembre del 2006: “El sensei Sakumoto llegó a ser campeón del mundo a los 40 años, bicampeón a los 42 y repitió el plato a los 44. No te podría decir con certeza que he llegado a un techo o a un límite en el ámbito competitivo. Tenemos Akío Tamashiro para rato.”

Akío nació el 25 de junio de 1979 en el Callao. Sus padres ambos nikkei de clase media, le procuraron una educación de acuerdo a sus posibilidades. Pero fue a los 4 años cuando Akío, empujado por su madre, empezó a practicar el karate en su colegio. Fue ahí donde conoció a su maestro Héctor Lozano. Lozano era un maestro que había participado representando al Perú en torneos internacionales, siempre con la modalidad del katá. El maestro vio las condiciones de Akío y conversó con su madre para que sea su sensei. Lozano le enseñó todo lo que hoy sabe. Un año más tarde, el maestro abre su Academia de Karate Shynkyodo, ubicada en Chacarilla. Akío le dedicaba varias horas a la semana al katá y es a los 8 años cuando consigue el cinturón negro. Recuerda que pasaba más tiempo en el gimnasio que en su casa. “A las 11 ó 12 que salíamos ya no había carro, así que tomábamos un taxi todos y se iban bajando de a pocos. Yo llegaba a mi casa a la 1 ó 2 de la mañana, y así todos los días”

A partir de allí su carrera fue en ascenso, pero su vida familiar no era igual. Cuando tenía 10 años Jacinto Tamashiro, su padre, tuvo que emigrar a Japón a trabajar. Era la peor época del gobierno aprista y la crisis afectó mucho a los Tamashiro-Noborikawa. Sin su padre, Akío no flaqueó, y fue cuando se propuso ser un karateca profesional. El mejor en su rubro. Era evidente que el karate había doblegado su disciplina y tomó la ausencia de su padre como un impulso para conseguir sus metas.
Es por eso que Akío también se propuso estudiar Administración de Empresas y Educación Física en la Universidad Nacional de San Marcos. Y lo logró. Al igual que sus hermanos, todos pudieron estudiar una carrera como era el sueño de sus padres.

Cuando cumplió los 15 años, Óscar Seclen, jefe de equipo de la selección juvenil de karate lo convoca para competir en el sudamericano de Santo Domingo. Fue su primera experiencia. A él no le fue tan bien, perdió sus encuentros pero el equipo obtuvo el oro. Fue una experiencia inolvidable. En adelante se dio cuenta que su preparación no era suficiente y se esforzó aún más. De esta manera logra defender el título de Campeón Panamericano Juvenil desde 1994 hasta 1999 que es cuando pasa a la selección mayor.

Akío siempre ha sido una persona excesivamente tranquila, callada y hasta tímida. Siempre recuerda con una sonrisa la vez que lo asaltaron en la Avenida Arequipa. “Fueron 2 chicos que me quitaron la billetera y justo tenía el dinero de un auspicio”. Todos se sorprenden al escuchar la reacción del karateca. Conocedor de su fuerza prefirió evitar una pelea. “Yo sé que puedo hacer mucho daño con un golpe. Yo practico con mis puños y piernas por más de 20 años durante todos los días. Imagínate el daño que puedo hacer”.

Su rutina ganadora continuaba a través de los años. Se corona Campeón Panamericano Adulto en los años 1997 y 2002. Campeón Bolivariano en el 2001 y 2005. Pero fue en el año 2004 cuando Akío logra su mayor triunfo hasta hoy. El subcampeonato mundial en modalidad katá en Monterrey, México. En el siguiente Campeonato Mundial, disputado en el 2008 en Japón, Akío quedo tercero.

Akío combina su actividad deportiva con la enseñanza. Lo hace desde los 14 años y lo toma con mucha seriedad. “Uno debe ser el ejemplo para los alumnos en todo sentido, adentro o cuando estás afuera en la calle, como persona no solamente para los alumnos sino también para toda la gente en general, para los padres de familia que me ven como un guía de sus hijos.” Es profesor en el Centro Cultural Peruano Japonés, en el Centro Naval y en el AELU.

Un hecho casi desconocido es que Akío fue convocado en 1998 por la Selección de Honduras como asesor para la preparación de cara a los Juegos Centroamericanos de ese año.

A pesar de sus rasgos orientales, Akío se siente muy peruano. Nunca olvidará cuando participó en un abierto de Estados Unidos. Como Campeón Panamericano fue invitado para enfrentarse a los campeones de Estados Unidos y España. Antes de la competencia tocaron el himno de ambos países y el de Perú no lo tenían preparado. Akío decidió cantar a todo pulmón el Himno Nacional solo parado frente a todo el auditorio. Recuerda lo emocionante que fue “Después empezó la competencia y le gané al norteamericano. Entonces cuando me estoy retirando a las gradas, como cinco o seis peruanos se me acercaron, imagínate la emoción que ellos han sentido al escuchar su himno nacional”.

Akío, como parte de su entrenamiento, también practica el atletismo. Pero en sus ratos libres le gusta ir al cine, y reunirse con sus amigos. Pero su mayor pasión es el karaoke.
Así es Akío un chico sencillo con ideas claras. Un claro contraste con una gran parte de los deportistas del país.


La entrevista

Estuvimos con Akío y lo primero que destaca es su disciplina. Se refleja a través de su postura, su voz parece también marcial. Akío tiene varios títulos a sus 29 años pero aún así no parecen ser suficientes. Él se siente aún con una performance en aumento y se nota en la entrevista que le hicimos a continuación.


Tu maestro Héctor Lozano, hoy radicado en Venezuela, pudo ver en ti a los cuatro años que tenías potencial. Tú que ahora eres formador ¿crees que un karateca se forma o es algo genético?

Mi sensei Héctor Lozano estuvo muy acertado en darme la confianza de la enseñanza al detalle porque yo era un alumno pues bastante aplicado e interesado en las artes del karate entonces él vio eso y me enseñó todos los secretos, todos los detalles esenciales para que en el momento que el no esté yo siguiera en ese camino. Ahora que yo enseño es importante la confianza que uno le da al alumno para que se enganche con el karate. Yo cuando tenía 7 u 8 años no recuerdo haber tenido la técnica que ellos tienen, entonces yo trato de darles el máximo de apoyo para que ellos sobresalgan y puedan ser campeones. El tema genético es importante pero tu lo debes forjar.

Obtuviste el cinturón negro a los 8 años, a una edad muy corta. ¿Sientes que hoy en día se exige lo mismo que te exigieron a ti para lograr el cinturón?

Particularmente mis alumnos sí. Han tenido la misma formación, el mismo trato las mismas exigencias, y cuando han rendido su examen han tenido que sufrir lo mismo que yo para conseguir cada cinturón.

En esa primera participación con la selección juvenil en el año 94 ¿cómo fue el trabajo de la selección? Lo digo porque ya no contabas con el sensei Lozano.


Es cierto mi sensei ya no estaba en el Perú y en esa oportunidad me fue bien. Gané medalla de oro panamericana. Es que las enseñanzas en el karate quedan. Con el sensei fue una etapa formativa y ya con la selección puse en práctica todo lo aprendido.

En un niño prevalece el juego al sacrificio. ¿Qué fue lo que te impulsaba a dedicarte desde tan pequeño al karate?

Es que nunca lo tomé como un juego. Yo soy una persona bastante competitiva, muy perfeccionista entonces cada clase era corregir los errores que tenía, mejorar mi performance, ser responsable en lo que hacía. Eso lo hago hasta ahora y lo sigo inculcando también en mis alumnos, entonces ellos van a tener la misma consigna: ser perfeccionistas. Yo creo que uno asume la responsabilidad de acuerdo a los que hace y lo hacen de muy pequeños entonces no lo toman como un juego.

En el aspecto deportivo ¿cómo te afectó que tu padre se alejara de casa buscando un mejor trabajo? ¿Cómo lo manejaste?

Bueno yo tenía 8 años y te digo sinceramente, puede sonar duro, pero no nos afectó mucho. Y te digo porqué. Porque nuestros padres nos criaron muy independientes, entonces que me haya afectado de alguna manera, para nada. Yo creo que al contrario asumimos un reto. Cuando mi padre se fue nos dijeron que teníamos un reto porque así como mi padre hacía un sacrificio en irse nosotros debíamos responder en los estudios. Yo lo tomé con mucha seriedad al igual que tomé con más seriedad el karate.

Tu madre también trabajaba ¿Cómo era la vida en familia?

Como te digo todos éramos independientes. Yo en mi niñez salía de entrenar muy tarde y compartía con mis hermanos los fines de semana. Mi madre nos enseñó que el estudio y la disciplina es lo más importante.

Si tuvieras que evaluar al IPD durante todos los años que representaste al Perú ¿qué deficiencias y qué virtudes encontraste?

El IPD puede progresar y hacer progresar a sus deportistas siempre y cuando el gobierno le de un buen presupuesto. Yo tengo más de 10 años representando al Perú y he visto pasar 5 ó 6 presidentes, entonces todos han hecho lo que han podido dentro del manejo del presupuesto económico. Ahora el presupuesto se ha triplicado de lo que teníamos hace dos años, de los 34 que teníamos hemos pasado a 100 millones de soles para el deporte. Antes no se podía hacer nada con esa cantidad. Hubo un tiempo que se gravó un impuesto a los casinos que iban destinado a las federaciones básicamente a implementar escenarios deportivos, viajes de deportistas y mejoró un poco la cosa, pero una vez derogada esta ley, volvieron las deficiencias. Ahora que tenemos este presupuesto, el ingeniero Woodman ha hecho bastante labor deportiva, actividades programas de implementaciones, mejoras en las federaciones. En conclusión esta gestión del IPD es exitosa porque tiene el presupuesto requerido.

¿Te has propuesto llegar a la dirigencia deportiva?

Sí, lo tengo en mis planes. Creo que se pueden hacer muchas cosas por el deporte. Primero quiero entrenar a mi selección, luego dirigir la federación y luego quién sabe llegar a la presidencia del IPD. Pero por ahora voy paso a paso.

Siempre has enseñado en varios lugares. ¿No has pensado en tener una escuela propia o mejor aún un Centro de Alto Rendimiento?


Sí definitivamente pero creo que todo eso se da a su tiempo. Yo ahora estoy manejando dos clubes importantes que son el Centro Naval y el Club de Regatas Lima, a la vez estoy formando en los colegios La Unión y San Pedro. Entonces ahora estoy haciendo un trabajo de peón trabajando de aquí para allá buscando magnificar el karate en el área escolar pero también en el área competitiva. Más adelante por supuesto que me gustaría tener un Centro de Alto Rendimiento donde se pueda tener un gimnasio, un dojo de karate, talvez un piscina para hacer el trabajo de relajación pero todo eso queda en proyectos. Primero hay que hacer un trabajo fuerte desde abajo para después poder invertir más adelante.

El momento de más reconocimiento fue en Monterrey cuando lograste el segundo puesto ¿hubo cierta polémica con los jueces en esa oportunidad?

No yo creo que los resultados fueron justos. Para muchos Palesi debió ganar, para otros yo debí ganar. En ese momento mi oponente atravesaba por su mejor momento y yo creo que fue el justo ganador. Ese es mi criterio, por algo fue unánime la decisión y el fue el campeón mundial.

Sin embargo lo que a muchos nos parece tu gran logro, a ti aún te deja un sabor amargo. Cuando pensaste tomarte la revancha en Finlandia quedaste en tercer lugar. ¿Qué crees que te faltó?

En Finlandia quedé en tercer lugar y no considero que me fue mal. La competencia siempre es dura y lo más importante es mantenerse. Tú sabes que a nivel sudamericano nadie ha llegado a ser campeón mundial. En este caso Antonio Díaz es el otro que ha estado cerca, pero lo bueno es que yo me he mantenido entre los tres primeros del mundo y eso es importante. En todo caso en México llegué a mi pico de resultados pero mi performance sigue en ascenso y yo espero dar el golpe en cualquier momento.

El katá en especial es un deporte con extrema concentración, donde hay una fuerte conexión con la mística japonesa. Te he visto en exhibición y he visto que no te toma mucho tiempo llegar a ese nivel. Viéndolo desde ese punto, ¿cuánta diferencia hay entre el katá y el kumite?

El katá es la esencia del karate porque encierra toda la mística y toda la filosofía del karate y los movimientos. Como se transforma la energía en movimiento, en precisión, en densidad. Es tan exacto que uno en ese momento se transforma. En este caso el kumite es totalmente diferente. Claro que uno tiene que mantenerse concentrado para derrotar a su oponente, pero en si son dos corrientes totalmente distintas.

Como docente ¿de alguna manera buscas a tu sucesor? Más allá del tema de formación es una buena oportunidad para encontrar a chicos que se puedan dedicar a esto profesionalmente ¿lo sientes así?

Mira yo tengo más de 100 alumnos y en todos yo tengo la esperanza que sean mejor que Akío Tamashiro. A todos les enseño por igual, porque yo creo que todos pueden estar en la selección. No me enfoco en solo un chico, a todos les veo potencial. Porque tu no sabes como les va a ir, recién cuando son mayores te das cuenta si soportaron la disciplina, si tuvieron en temple necesario para llegar. Mis alumnos pasan por bastantes pruebas: el estudio, la familia, el mismo hecho de no aburrirse por ser un deporte bastante repetitivo. Deben tener bastante perseverancia.

Pudiste estudiar Administración de Empresas y tienes una segunda carrera por terminar. ¿Cuánto te ayuda como deportista el hecho de haber estudiado estas carreras?

Es un complemento importante porque te amplía el panorama, tus horizontes. Yo creo que todos deben preocuparse en formar su intelecto. Yo he tenido la oportunidad de estudiar y aún me falta terminar Educación Física. Ingresé a la universidad como deportista calificado y me permitió tener becas de la Academia Olímpica, para estar en Atenas, en España, en Estados Unidos. Entonces yo creo que gracias al estudio he conseguido todo eso. Cuando uno es inteligente sabe expresarse sabe buscar el apoyo le llega. Entonces el estudio es importante para cualquier deportista.

¿Cómo fue la experiencia en Honduras con el seleccionado? ¿Qué viste que crees que pueda ser aplicado con éxito en el Perú?

Cuando tenía 18 años me llamaron para hacer un seminario en Honduras y fue una experiencia reconfortante porque imagínate a esa edad estar cerca del Comité Olímpico Hondureño, con los metodólogos hondureños y fue básicamente una experiencia para que sepan como llegué a ser campeón sudamericano y panamericano tantas veces. Fue bueno por el valor que le dieron a mi trabajo. Eso me abrió las puertas internacionalmente. Ahora soy asesor de la selección ecuatoriana y cuando el país lo requiera también seré entrenador de la Selección de mi país.

¿Hay alguna hoja de ruta para el actual seleccionado de Karate, hay una metodología de trabajo o todo queda en manos del talento de cada deportista?

No, el karate ha evolucionado. El programa de entrenamiento ha evolucionado. Por eso uno tiene que ser karateca y tiene que ser atleta. Entonces un karateca tiene que seguir un plan de trabajo tanto físico como táctico, técnico, psicológico y espiritual. Todo eso en conjunto hace a un deportista de élite.

En una entrevista hablas del gran maestro Sakumoto que consiguió títulos pasados los 40 años. ¿Te ves así? ¿Tienes programado el retiro en tu futuro?


Hablar del retiro es prematuro. Voy a cumplir 30. Sí es verdad que en un momento hablé de mi retiro cuando me sentí un poco agotado. Pero ahora no lo considero. Y más que nada porque no veo alguien que me pueda tomar la posta en este momento. Cuando yo vea que alguien tenga proyección para superar mis logros, ese día me podré retirar tranquilo. Pero hasta el momento no se ha dado.

Más allá del reconocimiento por parte de las entidades del estado, creo que tu mayor activo está en ser un ejemplo para los niños. ¿Cuánto de formador debe tener un profesor de karate?


Uno tiene que inculcar con el ejemplo. Esa es un premisa importantísima que siempre pregono en mi filosofía de vida. Uno tiene que ser ejemplo con sus alumnos no solamente como deportista ni con los resultados sino también como persona. La admiración que uno pueda tener de los alumnos eso lo tiene que mantener siempre dentro y fuera del ambiente deportivo.

Tus futuras actuaciones serán en los Bolivarianos y el Panamericano de Colombia ¿Cuánta atención requieren estos torneos en comparación con el Mundial del 2012?


Cada torneo es importante y diferente. La preparación es diferente para cada campeonato. En una semana y media vamos al sudamericano de Medellín, entonces estamos en una semana crucial, pre-competitiva de puro katá. Luego de eso hay que reorganizar el programa pensando en los Juegos Panamericanos. Luego el próximo año vienen los Juegos Sudamericanos pero el más importante y el que tiene más prioridad es el Campeonato Mundial 2010 que se llevará a cabo en Serbia.

Este sentimiento patriótico de representar a tu país está presente en todos los deportistas. Incluso tienes una anécdota de cuando cantaste en EEUU a capella el Himno Nacional. En un deporte como este, con extremo cuidado de los movimientos y concentración ¿es difícil conjugar este estado mental con esa adrenalina que te produce defender tu camiseta?

Si tú sabes utilizar esa adrenalina para tu performance, pues esa es la clave del éxito. Porque muchos deportistas se preparan físicamente al cien por ciento y no saben sobrellevar o canalizar la ansiedad y la adrenalina de la competencia, el público la tensión. Yo soy un deportista que sabe aprovechar esta adrenalina y la convierto en energía para bien. Esa es la base de ser exitoso. Y yo lo logré gracias a un psicólogo deportivo que me ayudó en ese aspecto.


Akío nos dice cosas interesantes, es que su trayectoria es vasta y se ha empapado de lo peor y lo mejor del deporte en el Perú. Ante tanto dirigente angurriento, sería bueno un nuevo aire en la dirigencia deportiva del país. Gente recta con disciplina y que sobretodo haya vivido en carne propia las ventajas y miserias de ser un deportista en el Perú. Personas como Akío sí merecen estar en ese sillón.

viernes, 5 de junio de 2009

Pizarro, el de la risa cínica

Miro en la tele a Pizarro celebrando su última Copa Alemana y no me sorprende verlo sin la bandera peruana. Celebra como un niño eufórico e imagino a sus detractores con un malestar en ese preciso momento. Mientras Pizarro es el antihéroe en su tierra, afuera sigue sumando títulos a su exitosa carrera. ¿Qué es lo que no se le perdona a Pizarro?

Es cierto. Todo parece burlón en Pizarro: su pelo largo, sus celebraciones, hasta sus goles son socarrones. En realidad no nos falta razón. Hay una deuda pendiente. No me imagino a Juan Diego Florez viniendo de ser aclamado en La Scala y al llegar al Perú soltar sonoros gallos. Es lo que pasa con Claudio. No puede hacer en su país los goles que se cansa de hacer fuera. Pienso en Roque Santa Cruz su compañero en el Bayer. El técnico lo mandó al banco mientras Pizarro pasaba su gran momento. Pero apenas había fecha FIFA los papeles se invertían. Roque se convertía en el anotador de Paraguay y Pizarro se èñeaba con las redes. Sin ir más lejos, pienso en Juan Vargas. En una época dura en la Fiorentina, vino y gestó el gol contra Argentina.

Es descabellado pensar que Pizarro se proponga jugar mal en su país. Todo jugador profesional de fútbol, desde Kaká hasta Edwin Pérez, todos quieren ir a un Mundial. Intentando explicar su falta de efectividad, la razón más probable es el factor táctico. En Alemania, Pizarro culmina las jugadas que le generan los volantes. Se lleva los aplausos con el sudor del equipo. El problema es que en la Selección le agrandaron el area de trabajo. Le dieron la responsabilidad de bajar a buscar pelotas. ¿Que sucedió? Lo dejaron como pez sin agua. El área era su oficina, pero a él le ofrecieron un penthouse. Como se esperaba, le quedó grande.

Hay un tema emocional que debe ser determinante. El acoso de la prensa es inmediato desde que llega al país. La responsabilidad de repetir lo de la Bundesliga en la selección era más que una obligación. El hecho de ser capitán indiscutido y que no pueda ser sacado de un partido por bajo rendimiento. Es tanta la presión que, imagino, se llegó a creer el papel de salvador. Hay que estar muy fuerte psicológicamente y creo que Claudio no lo estuvo.

Pizarro es el jugador peruano más exitoso de los últimos años. Y le perdonemos o nola falta de goles en su país, eso lo tiene sin cuidado. Su trabajo consiste en dar alegría a través de los goles y es lo que mejor le sale.
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