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viernes, 5 de junio de 2009

Pizarro, el de la risa cínica

Miro en la tele a Pizarro celebrando su última Copa Alemana y no me sorprende verlo sin la bandera peruana. Celebra como un niño eufórico e imagino a sus detractores con un malestar en ese preciso momento. Mientras Pizarro es el antihéroe en su tierra, afuera sigue sumando títulos a su exitosa carrera. ¿Qué es lo que no se le perdona a Pizarro?

Es cierto. Todo parece burlón en Pizarro: su pelo largo, sus celebraciones, hasta sus goles son socarrones. En realidad no nos falta razón. Hay una deuda pendiente. No me imagino a Juan Diego Florez viniendo de ser aclamado en La Scala y al llegar al Perú soltar sonoros gallos. Es lo que pasa con Claudio. No puede hacer en su país los goles que se cansa de hacer fuera. Pienso en Roque Santa Cruz su compañero en el Bayer. El técnico lo mandó al banco mientras Pizarro pasaba su gran momento. Pero apenas había fecha FIFA los papeles se invertían. Roque se convertía en el anotador de Paraguay y Pizarro se èñeaba con las redes. Sin ir más lejos, pienso en Juan Vargas. En una época dura en la Fiorentina, vino y gestó el gol contra Argentina.

Es descabellado pensar que Pizarro se proponga jugar mal en su país. Todo jugador profesional de fútbol, desde Kaká hasta Edwin Pérez, todos quieren ir a un Mundial. Intentando explicar su falta de efectividad, la razón más probable es el factor táctico. En Alemania, Pizarro culmina las jugadas que le generan los volantes. Se lleva los aplausos con el sudor del equipo. El problema es que en la Selección le agrandaron el area de trabajo. Le dieron la responsabilidad de bajar a buscar pelotas. ¿Que sucedió? Lo dejaron como pez sin agua. El área era su oficina, pero a él le ofrecieron un penthouse. Como se esperaba, le quedó grande.

Hay un tema emocional que debe ser determinante. El acoso de la prensa es inmediato desde que llega al país. La responsabilidad de repetir lo de la Bundesliga en la selección era más que una obligación. El hecho de ser capitán indiscutido y que no pueda ser sacado de un partido por bajo rendimiento. Es tanta la presión que, imagino, se llegó a creer el papel de salvador. Hay que estar muy fuerte psicológicamente y creo que Claudio no lo estuvo.

Pizarro es el jugador peruano más exitoso de los últimos años. Y le perdonemos o nola falta de goles en su país, eso lo tiene sin cuidado. Su trabajo consiste en dar alegría a través de los goles y es lo que mejor le sale.

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